viernes, 4 de julio de 2014

Muerte Súbita en Corredores Pedestres

Las muertes por muerte súbita parecen cada vez más frecuentes, en los últimos meses nos hemos encontrado con una alta difusión de muertes en carreras pedestres en nuestro país, veamos qué podemos hacer.

En los últimos años, las estadísticas indican según el Instituto de Ciencias Aplicadas a la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de Guadalajara, que en corredores recreativos masculinos de entre 30 y 64 años, se observó un fallecimiento cada 7620 corredores; y que en corredores de maratón, se estima ocurren una o dos muertes cada 15.000 a 25.000 corredores de esta disciplina.

Creo, y no sólo en este asunto, que es más rentable dar difusión de las malas noticias que tomar algún tipo de acción. En este caso, estamos hablando ya no sólo sobre la salud de los individuos, sino sobre su vida.

Me parece importante dar difusión a la muerte súbita, pero no sólo desde la tragedia, sino desde la educación y la información.

La muerte súbita es la pérdida abrupta de la función cardiaca, conduciendo en la mayoría de los casos al deceso del paciente. Se desencadena principalmente por arritmias, como bradicardia, taquicardia ventricular y, con más frecuencia, por fibrilación ventricular. Se calcula que el 12,5 por ciento de las defunciones que se producen de forma natural son muertes súbitas y, de éstas, el 88 por ciento son de origen cardíaco.


Sabemos, más allá de que lo hagamos o no, que es esencial hacer chequeos médicos periódicos y realizar actividad física bajo supervisión de un profesional de la actividad física.

Si bien, con esto no logramos asegurarnos evitar el riesgo de muerte súbita, si logramos reducir la probabilidad de su ocurrencia.

Respecto de los chequeos médicos, más adelante ahondaremos sobre este tema, pero mientras tanto sepamos que hay básicamente tres corrientes. La primera habla de que la gente se muere de todas formas, y que por ello es innecesario preocuparse y perder dinero, así que no considera necesario realizar ningún tipo de examen. Otra escuela, la norteamericana, y también evitando que se invierta demasiado dinero en la salud, promueve la utilización de la historia clínica del paciente y un electrocardiograma. Por último, la corriente europea, considera que además de la historia clínica y el electrocardiograma, es imprescindible la utilización de una ergometría.

Está claro que a mayor profundidad y variedad de evaluaciones y estudios, la probabilidad de ocurrencia de muerte súbita se reduce; por eso algunos médicos, si las obras sociales se lo permiten agregan un ecodopler y un ecostress.

Sobre este último aspecto, es importante destacar que en general las evaluaciones ergométricas están mal realizadas por la falta de equipamiento adecuado o en condiciones de recibir a un deportista; y / o por el temor del evaluador a la ocurrencia de un evento cardíaco, y que en general entonces, concluye la prueba antes de alcanzar el máximo que requiere el protocolo de la evaluación. O sea, si la ergometría no alcanza los parámetros máximos a nivel cardíaco que el individuo puede alcanzar, la misma carece de valor y utilidad.

Volviendo a la muerte súbita, es un tema del cual hay que preocuparse, pero no desesperar; la clave es acercarse al médico, quitarse todas las dudas, realizar los chequeos adecuados, y por último, ponerse en manos de un profesional de la educación física para que guíe nuestro entrenamiento.



Martín A. Pan
Profesor Nac. de Educación Física